[Enlatados] Puré de tomates – Figli di puttana

Reseñado por: Aquiles Guardo
 

Enlatados

Partamos con lo obvio. A los cristalitos de las sardinas no les gustó mi reseña. Era de esperarse, a algunos les incomoda la verdad. Causé tanto revuelo que los imbéciles de Early Game News me pidieron que “me controle o me calle”. No lo haré. No soy un beta asqueroso como los esperpentos que manejan ese pésimo medio de videojuegos. Les hablaré con el corazón en la mano, pues las conservas se lo merecen. Hoy toca el puré de tomates en el formato cajita de jugo.
 
A simple vista, este puré de tomates no ofrece mucho. Es más, los avaros ni se molestaron en incluir la otra mitad del producto. Me molesta partir así, pero no hay bombilla. Y no sé si esto responde a una necesidad “hippie” de salvar el planeta, o quizás quieren obligarnos a consumir este producto de alguna manera específica, pero de igual forma, me parece una decisión pésima, completamente anti consumidor. Si quieres tomarte este puré, tendrás que romperlo como un macaco con problemas de ira, todo gracias al trend soyero de “salvar el planeta”. En consecuencia a esto, comenzaré a tirar más basura a mis ríos más cercanos, así que denle las gracias a las grandes empresas cuando todo se vaya a la mierda.
 
Con respecto al inconveniente formato, les sugiero armar su propio jugo pegando otra bombilla. Me lo agradecerán. 
 
Malas decisiones de lado, la lista de ingredientes promete, aunque no mucho. Este puré de tomates tiene tomates (tremenda sorpresa se habrán llevado los lentitos de la audiencia), agua (redundante), sal (más por favor), y “acidulante ácido cítrico ins 330”, que es pura palabrería barata para decir que contiene ácido cítrico (aburrido). Esta combinación de ingredientes es lo esperable, pero aún así queda corto, dado a que el tomate se complementa muy bien con una pizca de azúcar, pues corta el ácido de la fruta. Supongo que la ausencia de este vital condimento se deberá a que quizás es escasa en Uruguay. Pese a esto, está bien. No les daré un premio por hacer lo básico, pero lo agradezco (tomen notas, empresas sardineras).
 
En cuanto a sabor, la cosa se pone amarga. Literalmente. El sabor del tomate es vomitivo;  es como si hubieran triturado y vertido a un italiano hipertenso en un pote de comida china. El puré es tan ácido que se me chupó hasta el ano, además, tiene un gusto pesado a sal. Quizás se quisieron hacer los chistosos, apelando al falaz argumento de que estos productos están pensados para hacer salsas, pero insisto, ellos deben saber que nosotros, como consumidores, no debemos estar limitados al momento de experimentar sus productos. Me molesta tanto que convertiré al primer peatón que vea en un puré de tomate humano con mis propias putas manos estoy demasiado enojado voy a comerme tu hígado hijo de perra. 
 
Si quiero verter su puré de tomates por mi uretra, lo haré, y tengan claro que, si llego a tener cualquier afección por mis actos, los demandaré. Ustedes debieran ser conscientes de que yo tengo libre albedrío, y Dios sabe que hago uso de él. Si tienen dudas, pregunten en cualquier Santa Isabel por mí; tratar así las conservas tiene consecuencias. Por esto mismo, el hacer un producto tan pésimo en cuanto a sabor y opciones me molesta, pues cuarta mis libertades como individuo.
 
Pero no teman, porque yo soy más inteligente. Les presento la “Regla de Jack Sparrow”, un trago que hace un buen uso de esta porquería condensada.
 
Regla de Jack Sparrow
 
1 Cajita de puré de tomates
1 taza de Ron 
1 taza de Vino blanco 
Orégano a gusto
 
1. Mezclar el puré de tomates, el ron, y el vino blanco en una copa. 
2. Decorar con orégano.
3. Llorar en el baño.
Los de Early Game News me recomendaron no cerrar con una amenaza, porque es “de mal gusto y nos puede generar problemas legales”. Me importa 13 hectáreas de penne. La denuncia se la comeran, con papas, ellos, no yo. Mi identidad es un misterio, nadie me ha visto (salvo los del Santa Isabel). 
 
Estimados, su puré de tomates es pésimo y deberían sentirse mal, pero los perdono, única y exclusivamente porque tu Ketchup es bueno. Tomárselo heladito me ha ayudado a extender mis jornadas de publicar discursos odiosos, así que gracias. Para la próxima no seré tan gentil, así que más les vale escucharme, las conservas son mi vida. Vivo en sus murallas.
 
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